Pablo Gil, el artista metódico

Menina

Pablo Gil, el autor de estos cuadros, se gana la vida con una cámara de televisión. Puedo certificar su calidad como profesional de este medio porque he trabajado varias veces con él. Su calidad como creador plástico la expresan estas reproducciones. La mayoría de ellas están realizadas con cartulina de colores. Una, con tiza sobre fondo negro. Y la menina está pintada sobre papeles de periódico. Pablo advierte que esta técnica obliga a trabajar de abajo hacia arriba, para no emborronar la superficie.

De Pablo Gil me gustan dos cosas: sus trabajos y su determinación de crear. Como él hay muchos en nuestro turbulento mundo. En concreto en la emisora de televisión donde yo trabajo, hay cantidad de ellos. De dos me he hecho eco en este blog, Toni Camaró, a quien la exposición mencionada en otra entrada parece haberle catapultado hacia el Atlántico, y José Ramón Cumplido, que tiene un tacto sutilísimo para trabajar la abstracción.

Pablo Gil se ve a sí mismo como un aficionado, acaso un intruso en el mundo de la creación plástica. Pero no es ninguna de las dos cosas.

En su estupenda biografía sobre Marcel Duchamp, Calvin Tomkins dice: En arte todo vale, tal como había demostrado Duchamp con sus ready mades, siempre y cuando uno aborde el arte como lo hacía él: no como un método de autoexpresión, o de terapia, o de protesta social, o de cualquier otra cosa a las que suele asociarse, sino como una actividad de una mente rigurosa y osada.

¿Qué diferencia a una mente rigurosa y osada de una que es convencional y laxa? La varita mágica de la elite, de la crítica, del complejo del arte en su conjunto. Yo no creo que en arte todo valga, y sí creo que el arte es un método de autoexpresión, de terapia y de protesta social. El arte tiene una pluralidad de funciones. Pero, como he dicho en otras ocasiones, lo que determina la entidad de artista es e llugar que ocupa en el complejo del arte, considerado éste como «el mundo del arte»: haber expuesto, haber vendido algo, haber recibido algun acrítica, haber salido a la luz pública.

Pablo Gil quizá no haya cumplido todos esos requisitos. Pero se halla en las mejores condiciones para dar el salto. Es un artista concienzudo, metódico, incluso riguroso, tiene su punto de osadía, aunque su modestia prevalece, y progresa en su trabajo con cada una de suscreaciones.

De momento es un artista asequible. Si alquien desea comprarle una de sus obras, hágamelo saber y le pasaré su mail.